Inicio de textos
Todo reportero sabe que una entrada noticiosa debe resolver lo que en inglés llaman las cinco W (respuestas a): qué, quién, dónde, cuándo, por qué (también, cómo y para qué). Los ensayistas inician con el motivo de su reflexión o reporte de temas científicos. Y el escritor sin un comienzo que atrape al lector, está perdido. El inicio de un texto es fundamental, es el escaparate para interesar al lector.
En el periodismo, la entrada es el anzuelo de la noticia. Incluso, regularmente de ahí se desprende el encabezado (aunque últimamente, con propósitos políticos, muchos titulares no corresponden al cuerpo de la nota, conscientes que se ha reducido el número de lectores de noticias).
¿Qué respuesta es la de mayor interés? (a qué, quién, cuándo, dónde, etc.). Por ese aspecto, entonces, iniciará la nota. Por ello, el manejo de la sintaxis es fundamental para un redactor periodístico. El primer párrafo de una noticia suele ser el panorama general de todo. En el resto del texto vienen los detalles del suceso. Aún más, la primera oración es el gancho general de la nota.
El abstract (anglicismo para el resumen inicial), por su parte, en forma breve y concisa, enuncia los principales aspectos del ensayo, así como un somero adelanto de la conclusión. Después de esa entrada, en el cuerpo –en especial en documentos científicos– reportan el procedimiento, desarrollo y observaciones del proceso. Gracias al intercambio de este tipo de documentos entre estudiosos de la misma materia y de otras disciplinas, la ciencia ha avanzado una enormidad. De ahí la importancia de la entrada, pues esta ofrece a los demás estudiosos el panorama que les puede vincular.
Los ensayos literarios y periodísticos no suelen llamarlo abstract, pero de igual forma redactan una entrada lo suficientemente interesante para atrapar al lector. Muchos de estos ensayos suelen alcanzar una longitud amplia y se comercializan como libros. Algunos ya son parte de la bibliografía fundamental como El laberinto de la soledad de Octavio Paz o La visión de los vencidos de Miguel León Portilla.
En el área donde mayor se ha puntualizado la importancia de una adecuada entrada es en novelas y cuentos. Ello debido a que múltiples escritores han abordado el tema para difundir entre escritores nóveles las técnicas para escribir ficción. Horacio Quiroga, dramaturgo y poeta uruguayo avecindado en Argentina, decía que las tres primeras líneas son tan importantes como las tres últimas. Incluso criticaba acérrimamente los inicios tradicionales como «Había una vez…», «Hace mucho tiempo…» o «Aquella tarde de octubre…» (y relativos). Sostenía de ellas que, como no arrebatan o incitan al lector, son totalmente inútiles.
En literatura, los inicios deben buscar ser memorables, impactar, remover el sentido humano del lector para que puedan producir un sincero interés en las subsecuentes líneas. Rolo Díaz, periodista argentino, asegura que el más impactante es el de Camus en El extranjero: «Hoy murió mamá. O quizá fue ayer. No lo sé», qué persona más extraña a un ambiente puede haber que aquél que no sabe cuándo murió su madre, señala.