114 aniversario de la Revolución Mexicana
Observatorio Ciudadano
Alfredo Sainez*
Conmemorar es traer a la memoria lo que hemos sido, somos y queremos ser; así lo confirma, el 114 aniversario de la Revolución Mexicana que conmemoramos hoy e invita a reflexionar sobre el legado e ideales por los que lucharon en distintos momentos diversos actores en el norte, centro y sur del territorio nacional. Pero ¿qué carácter tuvo esta gesta revolucionaria? ¿fue una revolución agraria, social o política?
Más allá del carácter de esta mudanza revolucionaria, lo relevante son los principios de libertad, igualdad y justicia social que se enarbolaron y plasmaron en la constitución queretana de 1917, primera constitución social en el mundo, en reconocer los derechos de segunda generación, los derechos sociales, entre los que destacan: el derecho a la educación (Art. 3º), trabajo (Arts. 5º y 123) y propiedad (Art.27).
Este constitucionalismo social es la principal divisa y legado para las presentes y futuras generaciones, en virtud de que la democracia no solo debe considerarse como un régimen político o estructura jurídica, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, político, social y cultural del pueblo (Art. 3º). Tomando como base esta definición de democracia, cabe preguntar: ¿qué políticas públicas tendrían que formularse, implementarse, ejecutarse y supervisarse para hacerlas efectivas y eficientes?, o bien, ¿qué leyes tendrían que reformarse para promover el desarrollo económico y social del Estado mexicano y, por ende, garantizar un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico y social del pueblo?
Para que el ciudadano pueda participar plenamente en la deliberación de los asuntos públicos de sus calles, comunidades, colonias, municipios, entidades federativas y, en conjunto del Estado mexicano; requiere tener satisfechas sus necesidades más apremiantes como son la alimentación, vestido, vivienda y educación, entre otros satisfactores. Esta es una precondición para promover y garantizar la participación ciudadana en los asuntos públicos.
En este tenor y de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en octubre de 2024, el valor de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (LPEI) en México es de 2, 349. 71 pesos en el ámbito urbano y 1,791.69 en el ámbito rural. Este indicador se basa en el valor monetario de la canasta básica alimentaria, la cual se define como el conjunto de alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de un hogar promedio.
En cuanto a la educación, el nivel de escolaridad promedio es de 9.7 grados, lo que equivale a la transición de secundaria a nivel de preparatoria. Circunstancia que nos permite concitar a propios y extraños para que visualicen y apuesten a la educación como medio, eje articulador y motor para lograr un crecimiento y desarrollo sustentable en nuestro país.
Sin duda, las racionalidades lingüísticas y lógico formales deben acompañarse de la racionalidad pragmática-económica para hacer las políticas públicas viables; o sea, el presupuesto en el rubro de la educación debe concebirse no como un gasto sino como una inversión, como una apuesta al futuro de nuestras generaciones. En este tenor, resulta loable que el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 contemple un crecimiento en la educación más que la inflación, es decir, más de 3.6 por ciento.
La historia de México no es patrimonio de una generación sino legado de la humanidad y para la humanidad, cuya concatenación de sucesos han forjado nuestra identidad como Nación libre, independiente y soberana. Pero, sobre todo, constituye el reflejo fiel de lo que hemos sido, somos y queremos ser.
La mudanza y gesta de la Revolución Mexicana nos conmina a todos los actores políticos y sociales a aprender las lecciones del pasado para comprender el presente y ser mejores en el futuro, a través de la promoción estas festividades, que contribuyen a fomentar los valores cívicos y la conciencia nacional.
Hacemos votos porque así sea.
Alfredo Sainez
*Doctorado en Pedagogía por el Colegio de Estudios de Postgrado del Bajío (CEPOB);Maestría en Innovación y Gestión Pedagógica por el CEPOB; Maestría en Administración Pública por el INAP-México; Maestría en Derecho Parlamentario por la Benemérita Universidad de Oaxaca (BUO); Especialidad en Derecho Parlamentario y Técnica Legislativa por la BUO; Máster en Los Retos del Constitucionalismo en el Siglo XXI en la Universidad de Barcelona; Asesor Experto en Conocimiento, Ciencia y Ciudadanía en la Sociedad de la Información en el Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona; Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Catedrático de la División de Derecho, Política y Gobierno de la Universidad de Guanajuato. Correo electrónico: alfredosainez@gmail.com