Para cuidar su salud el Papa Francisco no presidió físicamente el Víacrucis; estuvo la Casa Santa Marta

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Johan Pacheco Ciudad del Vaticano, 29 de marzo de 2024.- “Señor Jesús, al mirar tu cruz comprendemos tu entrega total por nosotros. Te consagramos y ofrecemos este tiempo. Queremos pasarlo junto a ti, que rezaste desde el Getsemaní hasta el Calvario. En el Año de la oración nos unimos a tu camino orante”, fue la oración del Vía Crucis en el Coliseo de Roma para introducir en la plegaria a las más de 25 mil personas presentes. Para preservar su salud, el Papa Francisco siguió “Para preservar su salud de cara a la Vigilia de mañana y la misa del Domingo de Resurrección, el Papa Francisco seguirá esta tarde el Vía Crucis en el Coliseo desde la Casa Santa Marta”, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Las meditaciones escritas por el Santo Padre fueron leídas en cada estación por una religiosa, un eremita, laicos, sacerdotes, migrantes, personas con discapacidad, familias, catequistas, miembros de un grupo de oración, una mujer dedicada a la pastoral sanitaria, y miembros de casa de acogida y asistencia social. Mientras la cruz que presidía el Viacrucis recorría el Coliseo de Roma, las meditaciones ofrecían una súplica por un mundo herido por la guerra, la indiferencia y el pecado. Veinticinco mil personas participaron del Viacrucis en el Coliseo de Roma.

Johan Pacheco

Ciudad del Vaticano, 29 de marzo de 2024.- “Señor Jesús, al mirar tu cruz comprendemos tu entrega total por nosotros. Te consagramos y ofrecemos este tiempo. Queremos pasarlo junto a ti, que rezaste desde el Getsemaní hasta el Calvario. En el Año de la oración nos unimos a tu camino orante”, fue la oración del Víacrucis en el Coliseo de Roma para introducir en la plegaria a las más de 25 mil personas presentes.

“Para preservar su salud de cara a la Vigilia de mañana y la misa del Domingo de Resurrección, el Papa Francisco seguirá esta tarde el Vía Crucis en el Coliseo desde la Casa Santa Marta”, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Las meditaciones escritas por el Santo Padre fueron leídas en cada estación por una religiosa, un eremita, laicos, sacerdotes, migrantes, personas con discapacidad, familias, catequistas, miembros de un grupo de oración, una mujer dedicada a la pastoral sanitaria, y miembros de casa de acogida y asistencia social.

Mientras la cruz que presidía el Viacrucis recorría el Coliseo de Roma, las meditaciones ofrecían una súplica por un mundo herido por la guerra, la indiferencia y el pecado.

 

 

 

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