Los nuevos valores que AMLO le dejó a Morena.

José Luis Camacho Acevedo
Todo gobernante debería dejar obra política como unos de sus legados más apreciables de lo que fue su paso por el poder.
Obra política que, según Bovero, consiste en gran medida en la creación de nuevas generaciones de dirigentes, que permita continuar con los ideales de una causa que llegó al poder para ejercerlo con toda limpieza, es un compromiso que no se cumplió en el régimen pasado.
Para desgracia de México el ex presidente López Obrador dejó una crisis económica y moral que será muy difícil de revertir en el corto plazo.
Moralmente el legado de AMLO fue de permisividad a la corrupción como ahora lo encontramos en la conducta de los administradores de BIMEX que, por corruptos, fueron despedidos fulminantemente por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, envió, dos días después de iniciar su gobierno, una carta a todos los servidores públicos de la administración federal, en la que reafirmaba el compromiso de su gobierno con la honestidad, la austeridad y el respeto al pueblo.
Dijo que llegaba para servir al pueblo y no para servirse de él.
Advirtió que la sociedad esperaba del nuevo gobierno una actitud bajo los principios de no robar, y vivir en una honrosa medianía, como lo proclamaba el Benemérito Benito Juárez.
En atención a ello, Sheinbaum decidió cesar a los que estaban a cargo de BIMEX, la empresa estatal encargada de la compra de medicinas por descubrirse que en sus operaciones estaban incurriendo de manera ilegal en actos que se pueden calificar de corrupción.
Además, Sheinbaum dejó claro que cualquier conducta ilegal o corrupta será denunciada ante las autoridades correspondientes. “La corrupción es inaceptable en la Cuarta Transformación”, aseguró, enfatizando que los recursos de la tesorería son de todos los mexicanos y deben ser invertidos en obras de utilidad pública, programas de bienestar, la garantía de los derechos humanos y la construcción de la paz.
Seis funcionarios de BIMEX, incluido su director y todos los que estuvieron involucrados, directa o indirectamente, con este proceso que no fue claro y que tuvo colusión con algunas empresas privadas farmacéuticas, fueron separados de su cargo.
López Obrador, por lo visto, no hizo obra política en su administración y muchos de los que llegaron al poder con él, quedaron atrapados en la nefasta fascinación de la corrupción.
Por ello hoy Morena padece de el dilema de no contar con los necesarios nuevos cuadros que requiere y que estén convencidos conducirse con apego a los principios que mencionó ayer la presidenta Sheinbaum.
Evidentemente no todos los que estuvieron con AMLO en su gobierno pueden considerarse ejemplos de la corrupción.
Pero esa escuela, la de la impunidad y la corrupción, si fue asimilada por muchos como lo demuestran ahora los innombrables funcionarios de BIMEX que despidió sin miramientos la presidenta Sheinbaum.
Tal parece que tipos como los cesados de BIMEX, son las herencias de obra política que dejó el ex presidente que ahora, se dice, se refugia alternativamente en varios lugares que lo protegen de la justicia nacional e internacional.
AVISO.
Por el periodo vacacional de Semana Santa esta columna dejará de publicarse para reaparecer el lunes 21 de abril.
Deseamos a todos nuestros lectores que pasen unas felices vacaciones.