Eduardo Francisco Muñoz Esquivel.

Columna Diario de campo

Luis Miguel Rionda

El miércoles 8 pasado, 271 aniversario del natalicio de Miguel Hidalgo y Costilla, se estrenó el nuevo himno del estado de Guanajuato. El motivo fue el segundo centenario del estatuto de Guanajuato como estado libre y soberano en el año de 1824, gracias a la primera constitución federalista. En sesión solemne del Congreso del Estado se acometió la primera interpretación formal de esta composición del joven artista Eduardo Francisco Muñoz Esquivel, profesor del ITESM campus León.

El himno fue producto de un concurso al que convocó la “Comisión de Celebraciones por los 200 años de Guanajuato como Entidad Federativa, Libre y Soberana”, entre “guanajuatenses por nacimiento, por descendencia o por vecindad de por lo menos dos años”. Un requisito chauvinista que habría impedido al catalán Jaime Nunó componer la música del himno nacional mexicano en 1854. En fin, el Instituto de Cultura del Estado recibió más de 400 propuestas, de las que se seleccionó en primera fase a 71. Sin duda la convocatoria llamó mucho la atención.

Pero este fue, al menos, el tercer intento de proveer a esta entidad de un símbolo de identidad épica y musical. A mediados del siglo XX, el localmente célebre maestro de música Isidro Carrillo –mi maestro en la secundaria— y el escritor Fernando Gómez González compusieron un himno a Guanajuato que durante algún tiempo se tomó como tal. Al menos es lo que recuerdo en los años setenta y ochenta. Su estilo es muy similar al himno nacional: heroico, bélico, grandilocuente: ¡Salve! ¡Salve! Marcial Guanajuato / De la patria sagrado blasón / Tus proezas de heroico arrebato / Las proclama rugiendo el cañón. Nada raro para la estética posrevolucionaria. Puede apreciarse en este vínculo: https://t.ly/87j0W

Durante los festejos del bicentenario en 2010 se emprendió el siguiente intento. La comisión respectiva encargó al popular cantautor Enrique Guzmán Yáñez, mejor conocido como Fato, un himno para Guanajuato, que se montó en una producción en video que fue muy difundida. Creo que la amistad de Fato, avecindado en Guanajuato capital, con el guanajuateño Luis Mario Santoscoy, célebre productor de Televisa, facilitó esta intervención del artista. Sin embargo, con el tiempo se olvidó el tema, que nunca me pareció especialmente bueno. Valóralo en: https://t.ly/Yp_qU

Entiendo que se haya vuelto a plantear el tema, y me alegra que haya tenido un buen término con un himno grato (http://t.ly/5LsKt). La música tiene ritmo de vals romántico, muy a la Juventino Rosas, y la letra es sencilla pero inspiradora, con símbolos que sí identifico en nuestros espacios serranos y abajeños: callejones, barro y madera, tradiciones, plata… También valores como honestidad, unidad, paz, verdad, sentimientos, independencia, consciencia, unión.

No tardarán los críticos en señalar las aparentes referencias al régimen panista actual, como la máxima cristiana de Pablo de Tarso “Unidos somos más fuertes”, o el concepto de “Grandeza” tan querido de esta administración. Pero también me alegró encontrar la rúbrica “Todos somos Guanajuato” que enarbolamos los miembros del movimiento que defendió La Bufa en 2010, ahora una asociación civil homónima a la que me honro pertenecer.

Por cierto: ¿Qué pasará cuando los “46 luceros” sean 47, 48…?

(*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

 

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