Chispitas de lenguaje jueves

Una de las novedades del diccionario oficial en su última edición es el enriquecimiento de las acepciones de la palabra empanado. Este vocablo desde hace mucho tiempo ya se usaba en el arte culinario. Su significado se restringía adherir pan molido a una pieza de cualquier tipo de carne o vegetal. Sin embargo, en los últimos años a su significado tradicional se añadió el de calificar así a una persona distraída, despistada o confundida (adjetivar).

En España el sentido de despistado para empanado es muy común, está muy generalizado. En Latinoamérica no es tan común, pero ya empieza a difundirse. Lo he escuchado en México, aunque de forma no muy extendida.

Como toda evolución del lenguaje, en ocasiones resulta casi imposible reconocer o identificar cómo, de dónde o razón por la cual las personas la adoptaron. Lo relevante es que gustó a la población, sintieron que reflejaba su sentir e iniciaron su aplicación.

Es un hecho que su masificación inició en España. Sin embargo, allá mismo desconocen cómo fue adoptado este sentido. Una de las hipótesis la señala como de origen francés (allá es más común el influjo de otros países europeos; aquí, en América, sobre todo en México, el inglés norteamericano es el que tiene mayor influencia). El vocablo panne del francés se traduce como fallo y cuando algo está dañado o no funciona correctamente se dice en panne. No es extraño, con el fuerte intercambio comercial y la ausencia de fronteras al interior de la Comunidad Europea que se haya incorporado el sentido.

Históricamente, es el comercio lo que ha hecho que un buen número de vocablos pasen de un idioma a otro. El comercio no solo ha propiciado que productos originarios de una región se adquieran en otra con el nombre y se adapten fonéticamente a cada lengua adquiriente del producto. En México, el vocablo más característico es chocolate (voz de origen náhuatl, que se traduce como agua amarga). Todas las lenguas tienen una palabra en su idioma cercana a esta voz mexicana para referirse a ese producto. De ahí que no sea extraño que para algo con fallas se haya aplicado empanado y de ahí se derivara a alguna persona con despiste.

Los medios de comunicación y sus protagonistas también tienen una fuerte responsabilidad. Hay una segunda hipótesis achacada a una pareja de comediantes españoles conocidos como Martes y Trece. Una de sus rutinas a la que sus seguidores recurren con regularidad es Empanadilla de Móstoles. En ella los comediantes refieren a una persona que tiene una empanada mental. Por supuesto se refiere a que su pensamiento está rodeado de algo que impide conocer o reconocer con claridad su entorno.

Este fenómeno no es ajeno en Hispanoamérica. La influencia de Cantinflas y el Chavo es muestra. Muchas de sus expresiones han arraigado en el habla popular. De Cantinflas se acuñó un verbo para su forma de hablar y el Chavo generalizó el vocablo menso en todo el continente.

Admitido, entonces: empanado es igual a despistado.

sorianovalencia@hotmail.com

 

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