Decir y existir
Se sostiene de forma incontrovertible que lo no nombrado, no existe. Y en efecto, la física cuántica reporta que no aparecerá en la mente –y, por lo tanto, nunca se percibirá como realidad– si no se menciona. Hablarlo, decirlo, lo crea.
En este axioma, feministas (mujeres y hombres) se apoyan para impulsar el lenguaje incluyente: las mujeres son excluidas del genérico en español que coincide con el masculino. He aquí la justificación del desdoblamiento en la corrección política (mexicanas y mexicanos; españolas y españoles –enunciar antes a las mujeres es por razones reivindicativas, establece el Manual publicado por la Secretaría de Gobernación–).
Sin embargo, el concepto está un poco trastocado y no es tan determinante como se pretende. Veamos.
En una producción en video con propósitos divulgativos, la física cuántica asegura que los caribeños no pudieron ver cuando las naves de Colón se aproximaban porque no existía el concepto ‘barco’ en la mente de los nativos. No les era posible visualizar las naves porque no las tenían conceptuadas. Fue necesario crear y enunciar ‘casa flotante’ para entender el fenómeno sin sentido en el horizonte.
Pero no es lo mismo la ausencia en el cerebro a no existir. El mismo hecho de su presencia en el mar navegando ya es prueba de la existencia de los barcos. La realidad fuera de nosotros se configura en nuestra mente por lo que entendemos de ella. Por lo tanto, conceptuar algo está sujeto al lenguaje.
El uso del idioma crea conceptos en la mente y gracias a ello se percibe el entorno. Por eso, la realidad de quien tiene poco lenguaje es muy pobre (y sus alternativas de decisión de igual forma). Por obvias razones, quien tiene un lenguaje más rico tiene mayores posibilidades de visión integral y conceptualización genérica, global. Pero esto no puede llevar a concluir que la mujer no está conceptuada. Hay muchísimas palabras en el idioma que le dan cabida. Por lo tanto, aunque en el genérico aparentemente no se mencione, existe.
Entonces, el lenguaje tiene un papel fundamental en cómo vemos la realidad, cómo la percibimos. Los vocablos crean conceptos en la mente y estos son los que moldean lo que entendemos como la realidad. La propia física cuántica asegura que hay cerca de seis mil elementos a nuestro derredor que somos incapaces de percibir. De ahí también la razón para que cada uno tenga su propia realidad, dado que el lenguaje varía de persona a persona.
La relación realidad-lenguaje-mente es dialéctica (de mutua influencia). El concepto feminismo debe variar en la práctica para que adquiera en la mente la modalidad, alcances y características que las feministas esperan. Es decir, el concepto es responsabilidad social; no solo de una parte de ella. Para conseguirlo, debe involucrarse al hombre (no combatirlo o retarlo) para que adquiera el nivel de equidad demandado. Por tanto, no se trata de una lucha, sino de un trabajo conjunto en la sociedad. Su praxis dará modalidades al concepto y eso propiciará la evolución del lenguaje.