¿Coalición electoral en Guanajuato?

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Columna Diario de Campo

Luis Miguel Rionda (*)

Desde el 26 de julio pasado, cuando se instalaron los comités estatales del Frente Amplio por México (FAM), cuyo objetivo inicial fue coadyuvar en la selección de la persona responsable de encabezarlo a nivel nacional, se ha insistido en muchos círculos sociales y políticos locales sobre la necesidad de que ese frente político se transforme en una coalición partidista total o parcial para confrontar a la inminente coalición oficialista que con seguridad se conformará a la brevedad.

Se ha afirmado que el FAM es una organización que, a la manera de una mesa de soporte macizo, requiere de cuatro patas para garantizar su solidez. Los partidos políticos representan tres de las patas, pero la sociedad organizada es la cuarta extremidad, tal vez la más importante. Por ello se ha conformado la #FuerzaRosa, a iniciativa de la líder del FAM, Xóchitl Gálvez. Es evidente el entusiasmo que ha despertado esta convocatoria entre muchas organizaciones e individuos preocupados por el rumbo que ha tomado el régimen autoritario de la mal llamada 4T.

Desgraciadamente los partidos políticos se han envuelto en sus propias luchas de poder internas y externas, y en algunas entidades está en duda la posibilidad de que la coalición se concrete a nivel local. En Guanajuato, por ejemplo, el partido hasta ahora mayoritario no ha dado muestras de interés por sumarse al esfuerzo nacional unitario. Tal vez debido a una engañosa percepción de una hegemonía asegurada en el ámbito de la gubernatura, en el congreso local y en la mayoría de los municipios más desarrollados.

En política electoral no hay nada más peligroso que el exceso de confianza. Ya no existen las clientelas garantizadas, escrituradas para este o aquel partido o candidato(a). La coalición oficialista irá por el carro completo, como lo ha declarado su dirigente nacional. Guanajuato, Yucatán y la CDMX serán los baluartes opositores por sitiar, y para ello se contará con recursos casi ilimitados, incluyendo las defecciones de los oportunistas de siempre.

Los líderes empresariales en Guanajuato ya han manifestado su interés en que el FAM se concrete como coalición en Guanajuato (nota de Mayra Córdova, Milenio León, 15/XI/2023). Ellos son conscientes de que está en riesgo el desarrollo local. La elección del 2 de junio próximo puede verse como “plebiscitaria”, en el sentido de que el voto será a favor o en contra de la continuidad del régimen actual, el retorno del echeverriísmo anacrónico.

Me inquieta que los plazos se cumplen, y no hay claridad sobre la coalición local. Hasta su invalidación por la Suprema Corte, el numeral I del artículo 92 de la Ley General de Partidos Políticos decía: “La solicitud de registro del convenio de coalición […] deberá presentarse al presidente del Consejo General [del INE] o del Organismo Público Local, según la elección que lo motive, […] a más tardar treinta días antes de que se inicie el periodo de precampaña de la elección de que se trate.” No me queda clara ahora la fecha límite, pero las precampañas en Guanajuato darán comienzo el 25 de noviembre. ¿Qué esperamos?

(*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León.

 

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