Preocupa a los obispos mexicanos la polarización ocasionada por la reforma judicial; piden discutirla ampliamente
CDMX 23 de octubre de 2024.- En un mensaje dirigido a la ciudadanía y a los tres poderes del Estado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresa su preocupación por la “Reforma Judicial” en curso, la cual –asegura- ha exacerbado la polarización en el país.
Asimismo, destaca la importancia de un sistema legal sólido y de instituciones que garanticen la libertad y los derechos humanos.
La CEM considera que la reforma debe ser discutida ampliamente, incluyendo a todos los actores políticos, especialistas legales, la sociedad civil y el pueblo mexicano.
Enfatiza que el respeto al Estado de Derecho es una necesidad ética fundamental, y que la falta de diálogo entre los poderes del Estado puede afectar la estabilidad del país, por lo que exhorta al diálogo constructivo, fortalecimiento de las instituciones democráticas, y trabajo por la justicia social y el desarrollo integral.
Fundamentos de nuestra nación y doctrina social
“Reconocemos que México es un gran país que no se inventa, una y otra vez, con la llegada de nuevas administraciones. La grandeza de México como Nación estriba, entre otras cosas, en su capacidad probada de darnos un “ordenamiento jurídico” e “instituciones” que aseguren un mínimo de civilidad, así como una dirección de progreso, ambas condiciones necesarias para garantizar las libertades fundamentales y los derechos humanos de todos los mexicanos”, dice el escrito.
Agrega que este ordenamiento institucional, sustentado en el respeto a la dignidad inalienable de la persona humana —principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia—, es el que hace posible la promoción del bien común, la solidaridad y la justicia social.
Sobre la reforma judicial y el principio de subsidiariedad
Considera que la Reforma Constitucional al Poder Judicial debe ser más ampliamente discutida y analizada por parte del Poder Legislativo, siguiendo el principio de subsidiariedad, pilar fundamental de la doctrina social de la Iglesia, que reconoce y promueve la participación de todos los actores sociales en las decisiones que afectan a la comunidad.
Lo anterior implica:
Tomar en cuenta a todas las fuerzas políticas representadas
Escuchar a los especialistas en Derecho Constitucional
Considerar las voces de la sociedad civil organizada, que son Pueblo de México
Respetar el principio de participación democrática
Preservar el bien común por encima de intereses particulares
Todo esto a fin de no poner en riesgo el equilibrio de poderes que sustenta nuestra estructura democrática.
Invitación a la reflexión y al bien común
Como pastores, recuerdan que el respeto al Estado de Derecho no es solo una necesidad política, sino una exigencia ética fundamental que emana de la dignidad humana y del bien común.
La doctrina social de la Iglesia nos enseña que: La autoridad debe ejercerse como servicio al bien común; el poder tiene límites morales y legales; la participación ciudadana es un derecho y un deber; la solidaridad es esencial para la paz social y el desarrollo debe ser integral y para todos
“La falta de diálogo y acuerdo entre los diversos poderes del Estado respecto a las disposiciones judiciales puede generar consecuencias graves para la convivencia social y el orden institucional, comprometiendo la confianza en nuestro país y amenazando la estabilidad del Estado de Derecho”
Llamado a la acción y esperanza
Exhorta a todos los actores políticos y sociales, inspirados en los principios de la doctrina social de la Iglesia, a:
Recuperar el diálogo constructivo como herramienta fundamental
Fortalecer nuestras instituciones democráticas
Anteponer el bien común a los intereses particulares
Respetar el orden constitucional
Promover la solidaridad y la subsidiariedad
Trabajar por la justicia social y el desarrollo integral
Proteger la dignidad de toda persona
“Una auténtica democracia no es solo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran procedimientos democráticos” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, 407).”
Finalmente, los obispos mexicanos “rogamos a Dios que ilumine las mentes y los corazones de quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos de nuestra Nación. Que recuperemos el diálogo y la humildad para que, entre todos, sigamos construyendo la gran Nación que somos”.