Tensión, incertidumbre y disputa

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Tiempos políticos

Santiago López Acosta

La semana pasada fue particularmente intensa en los dos procesos de selección de lo que eufemísticamente se les ha llamado, para coordinar los comités de defensa de la cuarta transformación y del Frente Amplio por México, del oficialismo y de la oposición, respectivamente, de quien serán los correspondientes precandidatos presidenciales.

Se realizó el sorteo de las casas encuestadoras que propusieron los 6 aspirantes de Morena y aliados, para quedar finalmente 4, que harán las encuestas espejo de las que levantara u ordenara el propio partido, la representante de Marcelo Ebrard, la senadora Malú Micher hizo cuestionamientos y no firmo el acuerdo, pero luego el representante de Ricardo Monreal, el senador Alejandro Rojas Diaz-Duran le cedió su lugar para que propusiera encuestadora la representación marcelista.

En este periplo lo más destacable fue la denuncia de Ebrard de prácticas de acarreo, utilización de recursos públicos y de los programas sociales de la secretaria del Bienestar del gobierno federal para favorecer a Claudia Sheinbaum, y con el apoyo de 80 diputados morenistas que presentaron denuncias y quejas.

Lo anterior es muy grave, porque implica conductas ilícitas y la comisión de delitos que podrían producir prisión preventiva para los infractores y contamina seriamente la legitimidad del procedimiento. Llama la atención que tanto Ebrard como el hermano del presidente de la República, Pio López Obrador, señalan practicas del PRI de los ochenta del siglo pasado, en la última etapa del viejo régimen autoritario. Este ataque quedará marcado e influirá en el proceso interno, y seguramente también en el inminente proceso electoral, a iniciarse el próximo 7 de septiembre.

El fuego interno al interior del oficialismo no tiene nada de amigo, y los documentos firmados al inicio del proceso no parecen importarles, y todo indica que puede escalar aún más, en la medida que concluirán los recorridos que están haciendo en el país y procedan a levantarse la información de las casas encuestadoras acordadas.

La tensión dentro del oficialismo seguirá aumentando los próximos días, sobre todo respecto de la actitud y posición que asumirá Marcelo Ebrard, en caso de no resultar favorecido. Desde hace más de un año, casi todas las encuestas publicadas favorecen a Sheinbaum, además de que prácticamente todos los analistas y en la mayoría de los corrillos políticos la ponen como la favorita del presidente. Ebrard no se ha resignado y aunque parece demasiado tarde sigue dando la pelea. Frente a no pocas voces que lo hacen en Movimiento Ciudadano, él insiste en se mantendrá en Morena, pero es incierto que acepte algún premio de consolación, como la coordinación de los diputados o senadores morenistas en la próxima legislatura.

Ebrard provocó que la opinión pública volviera a ver el proceso de selección del oficialismo, después de varias semanas copado por la oposición y su novedoso método que ha acaparado la atención. El final de procedimiento de las corcholatas las próximas tres semanas será turbulento, con nada de tersura y con la amenaza de la ruptura a la vista.

Desde el lado de la oposición, el proceso del Frente también ha tenido sus bemoles, donde el ejemplo lo puso Enrique de la Madrid al reconocer inmediatamente el resultado del sondeo de opinión que lo dejo fuera del proceso y felicitar a los tres finalistas, a diferencia de Miguel Ángel Mancera, que no solo no acepto, sino que impugno ante el Tribunal Electoral, cuya resolución puede darse después de la definición final y por ende quedarse sin materia.

Después de tres foros, de los seis programados, empezaron a aparecer los ataques de Beatriz Paredes hacia Xóchitl Gálvez, de manera inteligente y sutil, pero finalmente señalamientos, centrándose la disputa entre ambas, y el enfrentamiento se ha reproducido de manera exponencial en las redes sociales.

Las estructuras del PRI se han manifestado abiertamente para apoyar a Paredes, lo cual parece lógico y normal, pero no ha sucedido así con las correspondientes del PAN, al tener a dos representantes en la final, donde parecería que se podrían inclinar por Santiago Creel, porque Gálvez no es militante de ningún partido y es impulsada principalmente por organizaciones de la sociedad civil.

Ante el llamado que le han hecho a Creel para que decline por Gálvez, Paredes le han pedido públicamente que se mantenga hasta el final, y Gálvez aparece con aquel manifestando que se mantendrán unidos y en el Frente, independientemente de cuál sea el resultado.

Paredes sabe muy bien que la puntera es Gálvez y necesita acortar la distancia, y seguramente continuara con la misma estrategia en los tres foros restantes, en León, Guadalajara y Mérida, además de seguir promoviendo el registro en la plataforma de potenciales votantes, el cual se cerró este 20 de agosto, el cual terminara registrando entre tres y cuatro millones, mismos que podrán emitir su voto el próximo tres de septiembre.

Las estrategias y tácticas, públicas o privadas, están aplicándose por parte de los tres finalistas, principalmente entre Gálvez y Paredes, quienes han concentrado la atención y están haciendo impredecible el resultado, donde la incertidumbre es lo que permea, como suele ser en todo proceso democrático. Debemos tener presente que la decisión se tomará con base en un segundo sondeo de opinión, que valdrá la mitad y la elección primaria del 3 de septiembre, otro tanto.

Por diferentes razones y circunstancias, pero ambos procesos de selección han centrado la atención por aparecer circunstancias que pueden afectar el desenlace, en uno por la inminente posibilidad de la ruptura y el conflicto, y en el otro, para saber si se imponen las estructuras de los partidos o la movilización de la sociedad civil.

Los próximos días y semanas serán muy intensas, políticamente hablando.

 

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