Sintaxis del pensamiento
¿Cómo habrá sido la primera estructuración de un concepto en el ser humano primitivo? Por supuesto, se trata de uno los misterios más profundos porque imposible contar con elementos suficientes para conocer a cabalidad los procesos mentales de los homínidos. Para llegar a una conclusión válida deberíamos estudiar a la especie en su propio hábitat. Y eso, por supuesto, es imposible.
Podemos tener una aproximación mediante el estudio de los primates. Pero los seres en estudio son actuales, modernos, y solo nos queda conformarnos con su grado de evolución que podríamos semejar a aquellos primeros homínidos. Jamás tendremos certezas, por más lógicas que nos parezcan las conclusiones.
De la primera estructuración mental derivó el pensamiento posterior. Sin esa primera estructuración no seríamos humanos. La forma de visualización del entorno incidió en la forma de interactuar y, gracias a ello, se establecieron las bases de la evolución. De ahí su importancia y el interés de conocer cómo sucedió.
Cierto es que el propio ambiente tuvo que ver. Eso no se discute. Pero muchas especies, a pesar de la necesidad de sobrevivir, no lo hicieron y se extinguieron. Otras más, sí buscaron adaptarse, pero su evolución se limitó a encontrar la fórmula de estar vivas. Nuestra especie, sin embargo, no solo modificó hábitos; también rebasó esos límites para ser impulsado hacia nuevos estadios de pensamiento. De estas bases consiguió fortalecer el crecimiento de las dimensiones (creció la masa encefálica), así como sus capacidades analíticas, reflexivas, comunicacionales e, incluso, de planeación; es decir, de proyección al futuro.
De la sintaxis del pensamiento primitivo apareció el moderno. Sin una visualización estructural del entorno, el cerebro –como sucede con el resto de especies– solo sirve para la toma de decisiones limitadas a la supervivencia. La experiencia se acumula solo para efectos prácticos, jamás de planeación. En tanto que en el ser humano primitivo facilitó la conceptualización de su entorno para buscar la materialización de condiciones óptimas de vida.
La sintaxis actualmente se clasifica como parte de la gramática. Su función es estudiar la forma en que se ordenan las palabras para expresar significados.
Su papel suena muy simplista. En contexto, recoger la realidad, transformarla en conceptos y darles un orden va más allá de un simple proceso comunicacional. En la práctica, estamos frente a una forma de visualización de la realidad gracias a la forma de ordenarla, estructurarla en nuestros pensamientos. Y esta forma novedosa de ver la realidad permite comprenderla y si no es así, al menos encontrar caminos para aprovecharla mejor.
En el idioma, las palabras en nuestro cerebro son conceptos. De la forma en que lo ordenemos y, por lo tanto, la forma en que interactúen estos conceptos gracias a nuestros procesos mentales, depende con mucho la apreciación de nuestro entorno. Y esto propiciará no solo una comunicación más plena con otros seres humanos, sino también la cabal profundización en nosotros mismos.
La sintaxis, por tanto, es una materia mucho más importante que solo una sección de la gramática. De cómo organicemos nuestra mente, depende nuestro desenvolvimiento.