Políticas públicas que garanticen la seguridad, superen la pobreza y promuevan la unidad piden los obispos a la Claudia Sheinbaum

CDMX 30 de septiembre de 2024.- A través de un mensaje, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) felicitó a Claudia en vísperas de su toma de posesión como presidenta de Médico y le expresa que la realidad del país “habla por sí misma y exige, de manera inmediata, políticas públicas que garanticen la seguridad ciudadana, superen la pobreza y la desigualdad, y promuevan la unidad nacional y la concordia entre todos”.

Subrayan que esas políticas deben ser impulsadas y garantizadas desde el gobierno de la República por el mandato constitucional que tiene y por las herramientas y los recursos con los que cuenta para lograr el propósito de la paz social. “Nunca más el dominio del crimen organizado ni de la delincuencia en general”.

Los obispos mexicanos expresan tener la convicción de que México debe ser un país donde gobierno y ciudadanos respeten las Leyes, teniendo como marco de referencia la Constitución con la que nos identificamos y que no puede ser violentada por sectores sociales o políticos que pasen por encima del conjunto de la Nación.

“Estamos convencidos, con millones de mexicanos, que México está llamado a volver a vivir en un verdadero Estado de Derecho Democrático, constituido por una Federación de Estados autónomos, con equilibrio de poderes, que nos hace ser una República confiable para todos. Sin confianza no hay desarrollo, ni futuro estable”.

Catalogan de muy importante el trabajar con seriedad y visión en el mejoramiento del Sistema Educativo Mexicano, “tan descuidado recientemente por políticas públicas limitadas en los recursos y por la visión carente de un verdadero humanismo que forje el espíritu de la niñez y juventud mexicana para un mejor desarrollo en el presente y futuro. Necesitamos un nuevo pacto educativo que involucre a todos los protagonistas en esta que es una de las tareas más importantes de toda la sociedad”.

Asimismo, exponen la imperiosa necesidad de vivir en un Estado democrático que respete los derechos humanos para todos los ciudadanos, fortaleciendo las instituciones que garantizan el ejercicio pleno de estos derechos y fomentando una cultura de respeto mutuo y participación ciudadana”.

México tiene grandes retos que son oportunidad para crecer en participación y diálogo, superando la polarización, “buscando la reconciliación hasta llegar a los acuerdos necesarios junto a todas las fuerzas políticas, -sin aniquilar a las minorías-, para construir, desde el dialogo y el consenso, el proyecto del bien común para que la sociedad mexicana viva en paz”.

 

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