Nochebuena y Año Nuevo en los Cepreresos de Guanajuato, la esperanza de un nuevo comienzo
Guanajuato, Gto., 25 de diciembre de 2024.- Personas privadas de la libertad (PPLs) en los Cepreresos del estado disfrutaron de una posada, una cena y pastorelas organizadas por la Dirección General del Sistema Penitenciario de la Secretaría de Seguridad y Paz del estado de Guanajuato con motivo de las fiestas decembrinas.
En los Cepreresos las personas profesan varios cultos religiosos, sin embargo, como el que más devotos tiene es el católico, en diciembre se celebra a la Virgen de Guadalupe y de ahí siguen las posadas penitenciarias en las que se reparten aguinaldos, dulces y se rompen piñatas que donan varios grupos de voluntarios, afirma Julio César Pérez Ramírez, director general del Sistema Penitenciario del Estado de Guanajuato.
La noche del 24 de diciembre se les ofreció una cena diferente a la que normalmente tienen: pudieron disfrutar de cerdo encacahuatado, pasta a la crema con apio, piña y perejil, acompañada de pan blanco y ensalada de manzana.
El 31 de diciembre cenarán pollo a la hawaiana, con una guarnición de papas rostizadas al romero con ejote, pan blanco y una ensalada brasileña. La bebida que acompañó la cena fue el tradicional ponche.
En el Centro Estatal de Prevención Social de Celaya la Coordinación de Trabajo Social y el grupo de apoyo Pastoral Penitenciario organizaron en víspera de Navidad una misa oficiada por el obispo Víctor Alejandro Aguilar Ledesma a la que asistieron 158 personas que pudieron confesarse.
Como parte de las actividades enmarcadas en los esfuerzos institucionales por la reinserción social el obispo recorrió los dormitorios para compartir una reflexión sobre las festividades navideñas y otorgó su bendición a las Personas Privadas de la Libertad.
“Qué bueno que estás haciendo las cosas bien”
La Dirección General del Sistema Penitenciario también realiza un concurso de pastorelas en estas fechas: cada uno de los 11 centros organiza una pastorela en la que en promedio se involucran 40 personas que participan en cada una de las etapas e incluso en la elaboración del guion. En total en las 11 pastorelas colaboraron más de 400 personas cuyo trabajo es evaluado por personal de cultura y directivos de cada uno de los centros.
En los diálogos de las pastorelas, afirma Julio César Pérez Ramírez, se muestra de manera cómica la pugna entre el bien y el mal: el angelito que da consejos buenos y el diablito que da consejos malos. “Al final triunfa el angelito y con ello transmitimos que siempre gana el bien, lo bueno”.
La Dirección General del Sistema Penitenciario propicia que se involucren las familias. Papás, mamás, hijos e hijas alientan a las personas privadas de la libertad con mensajes como “ojalá participes”, “qué bueno que estás haciendo las cosas bien”. Las ven aprendiendo diálogos muy extensos, participando, actuando, haciéndolos reír y contentos.
A la representación se da acceso a hijos, papás, a los abuelitos, en general a los familiares de quienes actúan en las pastorelas, desde el que pintó hasta quienes ayudan a mover el escenario. Aquí uno de los objetivos, aunque no el principal, es que las familias puedan ver que verdaderamente hay un cambio en los centros.
Muchas de las personas privadas de la libertad no tuvieron oportunidad de participar, por ejemplo, en la banda de guerra de la primaria, o en la representación de alguna obra, actividades a las que siempre se llama a quienes tienen las mejores calificaciones. Si ahora que ya son mayores de edad sus familias los ven formar parte de algo positivo, como la pastorela, se tiene algo gratificante por partida doble: para ellos y para sus seres queridos.
Tras actuar hay quienes reconocen que la pastorela les ayudó, que se equivocaron y deciden formar parte de todas las actividades de los Cepreresos, y prometen a sus familias que seguirán trabajando para cambiar. Algo bonito “es que va aumentando el número de personas que quieren participar. El teatro es una maravilla, transforma a las personas para bien: al verse escuchadas, atendidas, observadas y valoradas deciden cambiar, porque siempre han querido una oportunidad para hacer las cosas bien”.
Daniela: “algún día quiero mínimo darme la oportunidad de actuar”
Un ejemplo de lo que la Dirección General del Sistema Penitenciario genera con el teatro y las pastorelas lo cuenta Daniela, quien representó el papel del ángel. “Se requiere de mucha concentración, ensayar y ensayar para aprenderte los diálogos. Nunca había actuado, pero veía muchas películas y pensaba ‘un día quiero mínimo darme la oportunidad de actuar’”.
Asegura que para ella como persona privada de la libertad el teatro representó la oportunidad de distraerse “de todos los problemas que tienes allá afuera (…) porque al actuar si tienes ganas de llorar puedes hacerlo sin que te pregunten ‘¿por qué lloras?’ De verdad tú lo sacas en el momento porque lo sientes”.
Fue un mes y medio de ensayos que no sintió pesado al estar siempre a la expectativa del nuevo diálogo que se debería aprender. Un tiempo que “me permitió conocer más a mis compañeras, de lo que sienten y sus inquietudes, que a lo mejor son las mismas que las mías”.
Tras su experiencia afirma que hacer algo artístico le ayudó a desenvolverse en otras cosas y “creo que si yo empecé aquí, ¿por qué no seguirlo haciendo más adelante y afuera?”
Pide que la gente no tenga miedo de las personas privadas de la libertad, porque “hay mucha gente buena que tuvo errores, pero ya estamos mejorando como personas. Si tienen un familiar en la cárcel, no lo olviden, porque aquí parte de nuestra ilusión es ver bajar a la familia por aquella rampa y pensar que no nos olvidaron”.
Narra también que la última escena de la pastorela le hizo un nudo en la garganta, “para mí es tener la esperanza de salir de este lugar, de estar con mis seres queridos, con mi hija (…) El fallecimiento de mi papá es una pérdida que no logro superar, aún lo extraño y quisiera que viera lo que estoy logrando, que su pequeña, como me decía, también puede llegar a ser algo más grande”.
Una pastorela, a concurso nacional
En la Dirección General del Sistema Penitenciario seguimos las instrucciones de la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo y de Juan Mauro González Martínez, titular de la Secretaría de Seguridad y Paz, para humanizar las prisiones sin dejar de atender y dar cumplimiento a los ejes de reinserción. En el caso de la pastorela, por medio del teatro, en los ejes de educación y cultura, dijo Julio César Pérez Ramírez.
Esta vez el montaje no se quedará sólo en el ámbito estatal. Hay un concurso nacional de pastorelas penitenciarias al que todos los estados mandan evidencia para participar y hay premios: el primer lugar gana 50,000 pesos, el segundo 30,000 y el tercero 10,000.
Sabemos que si tenemos basura, de la basura podemos crear, por eso “las sábanas que aquí van para destrucción las lavamos, las pintamos e hicieron entre todos un diseño muy padre para la pastorela. Eso es lo que estamos impulsando, mejorando para ser de los primeros lugares”, añade.
El fallo del concurso nacional organizado por la Dirección General de Instituciones Abiertas de Prevención y Readaptación Social, de la Coordinación General de Prevención y Readaptación Social de la Federación, se dará a conocer en enero de 2025. “Esperamos llevarnos un premio porque el personal que apoyó, los donadores privados y los actores le echaron bastantes ganas” en la preparación del diálogo y del escenario, asegura Julio César Pérez Ramírez.