El español es el idioma con mayor número de palabras positivas. Lo anterior es a la conclusión que llega un estudio realizado (2020) por Universidad de Vermont, en los Estados Unidos. El estudio del español, inglés, francés, portugués brasileño, coreano, ruso, indonesio y árabe, encontró que el español tiene más palabras positivas de las cuales echar mano, seguido por el portugués.

En 1976, cuando apareció el libro El diferencial semántico del idioma español (Trillas), para el público en general pasó inadvertido. Sin embargo, para los publicistas se transformó en una herramienta indispensable. A través del concepto diferencial semántico se pudo clasificar científicamente las palabras en positivas, negativas y neutras (algunas de ellas varían de sociedad a sociedad) Sin embargo, en un 70 % hay coincidencias entre hablantes. El español, por ejemplo, presenta un gran mosaico de usos. Tan solo es el idioma materno de 32 naciones. Y al interior de cada país (como en México) hay variaciones significativas entre regiones. No obstante estas variaciones, el promedio de coincidencias se mantiene. Entonces, ello permite asegurar que los hispanohablantes disponemos de un mayor número de alternativas para expresarnos de forma positiva frente a los demás.

La clasificación de palabras, lo que se llama el diferencial semántico (DS), es simple y consiste en promediar la reacción de las personas frente a un listado de palabras.

Ello permite a comunicadores, publicistas, políticos y profesores contar con vocablos que mantendrán una actitud positiva frente al mensaje. Si ello mismo se combina con una estructura adecuada al tipo de comunicación (noticia, mensajes comerciales o políticos, cátedras), entonces es mucho más probable que se reciba positivamente por el público objetivo.

«El equipo de Vermont hizo dos tipos de valoraciones: primero definió cuáles eran las palabras más utilizadas en cada lengua, después hizo una evaluación de la interpretación (positiva o negativa) de los usuarios a través de las palabras más usadas».

Nuestros sentidos solo recogen datos. El cerebro es el que da coherencia a esa información proporcionada por los elementos de nuestro cuerpo. A partir de la experiencia, el cerebro va dando sentido a todo el conjunto. Las palabras se vinculan a sentimientos y experiencias. Asociar la palabra ‘rosa’ a una experiencia positiva, por ejemplo, da al cerebro la oportunidad de recrear imágenes y olores. Si esa experiencia fue gratificante, entonces las experiencias futuras se asociarán a ello. El cerebro echará mano de todos los elementos a su disposición relacionados con ese vocablo. Así, la reacción de un individuo frente a alguna situación que involucre rosas, tomará un rumbo positivo. Entonces, si la experiencia conceptual está más ligada a palabras positivas, habrá más individuos con mejores posibilidades de ser felices. Pero si el proceso conceptual del ambiente se formó a partir de vinculación con elementos y palabras negativas, entonces tenemos gente desadaptada.

Si nuestro idioma cuenta con mayor número de palabras positivas, es probable que contribuya a que las personas sean felices… claro, siempre que las palabras sean las adecuadas y se eche mano de las positivas.

sorianovalencia@hotmail.com

 

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