Estrategia de Seguridad

Observatorio Ciudadano

 Alfredo Sainez

Dicen los que saben que en la apertura del juego ciencia, ajedrez, hay que dirigir los peones y las piezas de manera articulada y coordinada al dominio del centro del tablero debido a que “quien domina el centro gana el juego” y en el desarrollo del medio juego para mover una pieza de manera precisa hay que realizar un análisis de posición. En este tenor, cabe reflexionar en las siguientes preguntas: ¿Cuál es la posición en materia de la seguridad pública? O, mejor dicho, ¿cuál es la situación de inseguridad pública en México?

En su obra clásica, El Arte de la Guerra, el general, estratega militar y filósofo de la antigua China, Sun Tzu, nos recomienda calcular y utilizar “criterios para comparar y establecer cuál es la situación: el camino, el clima, el terreno, el líder y la disciplina”, la situación de inseguridad pública no es la excepción.

Toda estrategia responde a la pregunta cómo y está en función de uno o varios objetivos que parten de un diagnóstico; la Estrategia de Seguridad de los Primeros 100 Días, presentada el día de ayer en la llamada “mañanera”, así lo confirma. Mas aún, porque el gobierno federal parte de diagnosticar los 10 municipios más peligrosos del país para reducir la incidencia en los delitos de acto impacto, que se caracterizan fundamentalmente por el homicidio, el secuestro y la trata de personas; sin menoscabo del feminicidio, la violencia familiar, violación, narcomenudeo, robos a transeúntes, negocios, vehículos, autopartes y a casas habitación.

Por su parte, el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) nos refiere que los delitos de acto impacto son aquellas conductas que, por la gravedad de sus efectos y altos niveles de violencia e incidencia, contribuyen a la percepción de inseguridad y vulneración de la sociedad. En este rubro, la percepción de inseguridad pública ha sido monitoreada en las últimas dos décadas por diversas organizaciones sociales y civiles, así como por organismos gubernamentales. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) nos reporta de manera trimestral la percepción ciudadana: A nivel nacional, en junio de 2024, el 59.4 por ciento promedio de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad, es decir, 6 de cada 10 ciudadanos se sienten inseguros. Situación que se agudiza en los municipios de Fresnillo, Naucalpan de Juárez, Uruapan, Irapuato, Tapachula y Zacatecas, en donde en promedio 87.4 por ciento de la población se siente insegura, es decir, 9 de cada 10 ciudadanos manifiesta vivir insegura.

Por lo pronto, el gobierno federal ha considerado que en los próximos 100 días desplegará una estrategia en materia de seguridad en los municipios que tienen una mayor incidencia de homicidios, a saber: Colima, Tijuana, Acapulco, Celaya, Cajeme, Ciudad Juárez, Tlajomulco de Zuñiga, Chihuahua, León y Benito de Juárez.

La estrategia que pretende implementarse durante la administración pública que encabeza la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, comprende la prevención, la atención a las causas mediante programas que reduzcan la pobreza; la consolidación de la Guardia Nacional; el fortalecimiento de inteligencia e investigación; y la coordinación absoluta en el gabinete con las entidades federativas.

En suma, la seguridad pública es un derecho humano que debe garantizarse por el Estado. La estrategia de seguridad pública debe concebirse y visualizarse como una política del Estado mexicano que articule y coordine a los municipios, entidades federativas y gobierno federal, es decir, que fortalezca las debilidades, desarrolle y ponga en movimiento de manera dinámica −no estática− y en juego a todos los actores y “piezas” para ganarle el juego a la delincuencia organizada. De lo contrario, los actores y “piezas” podrían ser “capturados”.

In memoriam de Ifigenia Martínez

Reconocer implica identidad, reencuentro con uno mismo y sus semejantes; así lo denotan las trayectorias comunes y vidas paralelas de Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez que compartieron múltiples batallas y contribuyeron a la transición democrática del sistema político mexicano. Fundamentalmente, porque en la tercera alternancia de la presidencia de la República, el diputado Porfirio Muñoz Ledo, entregaría la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador; y, en la continuidad del gobierno morenista, la diputada Ifigenia Martínez haría lo propio con la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo.

Corolario: ¿Presagio o coincidencia? Lo cierto es que dos Grandes han fenecido y solo nos queda su legado. En paz descansen.

Alfredo Sainez

*Doctorado en Pedagogía por el Colegio de Estudios de Postgrado del Bajío (CEPOB); Maestría en Innovación y Gestión Pedagógica por el CEPOB; Maestría en Administración Pública por el INAP-México; Maestría en Derecho Parlamentario por la Benemérita Universidad de Oaxaca (BUO); Especialidad en Derecho Parlamentario y Técnica Legislativa por la BUO; Máster en Los Retos del Constitucionalismo en el Siglo XXI en la Universidad de Barcelona; Asesor Experto en Conocimiento, Ciencia y Ciudadanía en la Sociedad de la Información en el Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona; Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Catedrático de la División de Derecho, Política y Gobierno de la Universidad de Guanajuato. Correo electrónico: alfredosainez@gmail.com

 

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