Alejandro Moreno Cárdenas ha “saltado” obstáculos políticos y jurídicos; sigue como dirigente del priismo nacional
* Alito enfrenta demandas formales de la justicia en Campeche
* Su mayor “hazaña” como dirigente del PRI, ha sido perder las elecciones de 2024
FACETAS DE MÉXICO
Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo
Pocos políticos en nuestro país han tomado una actitud dictatorial para alcanzar puestos importantes en la política y en la administración pública, sin correr el riesgo de someterse al escrutinio jurídico, como Alejandro Moreno Cárdenas.
Enfrenta demandas formales de la justicia en Campeche, donde fue gobernador, sobre enriquecimiento fraudulento y acusaciones por desvío de más de cuatro mil millones de pesos. Sin embargo, ahora mismo tiene la perspectiva de mantenerse como dirigente del Partido Revolucionario Institucional hasta 2032.
Su mayor “hazaña” como dirigente del PRI, ha sido perder las elecciones de 2024, por la Presidencia de la República y conservar una participación mínima histórica de legisladores en el Congreso de la Unión.
Otro dirigente, con un poco de vergüenza, debió haber renunciado “ipso facto”. Pero no. Allí sigue haciendo de las suyas, y ya lleva un tiempo desde el año 2000, cuando recibió el primer nombramiento de Síndico del Ayuntamiento de la ciudad de Campeche, de donde es originario.
En todas sus posiciones políticas y administrativas, tanto en Campeche, donde llegó a convertirse en gobernador de esa entidad, de 2015 a 2019, y legislativas en el propio estado y en el Congreso de la Unión, estuvieron de por medio sus triquiñuelas.
En su desempeño como mandatario de Campeche, fue denunciado por las autoridades estatales por enriquecimiento ilícito, ante la Fiscalía General de la República. Invariablemente ha hecho uso de su calidad de legislador y funcionario de gobierno, para “disfrutar de fuero” protector contra fraudes gubernamentales y en sus actividades políticas.
Prácticamente en toda su trayectoria política ha recibido el apoyo de gobernadores priístas en su momento, como José Murat y Ulises Ruiz, de Oaxaca; Arturo Montiel, de Estado de México, y Roberto Madrazo, en su momento dirigente del PRI.
Se afirma que su gestión como líder del Frente Juvenil Revolucionario, del PRI, concluía en 2006, pero hizo “circo, maroma y teatro” para, a través de asambleas y modificación de estatutos al partido, extendió su periodo hasta 2008, tiempo que le permitió ocupar un escaño en el Senado de la República.
Este señor, que reúne todo el perfil del “pillo de siete suelas”, es el foco de investigaciones jurídicas por fraude al Gobierno de Campeche, donde es requerido por la justicia de la localidad desde hace cinco años, tiene demandas pendientes por lavado de dinero, evasión fiscal, peculado, secuestrador del partido que dirige, y otras acusaciones de ex correligionarios, a quienes corrió del partido para convertirse en “amo y señor” de la transa, el enriquecimiento ilegal y el fraude, a través de la dictadura partidista. “¿Quién lo dijera?”.
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