La sociedad civil organizada y la Marea Rosa
Santiago López Acosta
El termino sociedad civil designa a la diversidad de personas con la categoría de ciudadanos, de manera colectiva, que actúan para tomar decisiones en el ámbito público fuera de las estructuras gubernamentales, de los partidos políticos, de las empresas o poderes económicos o las organizaciones religiosas.
La sociedad civil es el espacio de vida social organizada, voluntariamente autogenerada, independiente, autónoma del Estado y limitada por un orden legal o juego de reglas compartidas. Involucra a ciudadanos actuando colectivamente en la esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e ideas, intercambiando información para alcanzar objetivos comunes, sin ánimos de lucro personal ni buscar el poder político o la adhesión a un partido determinado.
El surgimiento de la sociedad civil deviene de procesos estructurales, de la transición de Estados autoritarios hacia democracias liberales, de la pérdida de poder y soberanía de los Estados ante la globalización económica y la influencia de organismos supranacionales; la constitución de actores colectivos, la movilización de protestas contra las consecuencias más funestas de la crisis económica y la exclusión social y política; de esa manera la sociedad civil entra en escena como la expresión de actores colectivos y sociales que democratizan e interpelan al Estado y aceleran los procesos de diferenciación entre el Estado, el sistema político y la misma sociedad.
La sociedad civil mexicana aparece protagónicamente a partir del proceso de cambio del viejo régimen autoritario y la construcción de uno democrático, hace casi cuatro décadas, encabezando demandas sociales, políticas, culturales, ambientales y de muy diversa índole, que se fueron materializando en derechos y en la creación y desarrollo de instituciones que, aunque un poco maltrechas, persisten la mayoría de ellas.
Está muy claro el resurgimiento de la sociedad civil en los años y meses recientes con tres marchas ciudadanas, la primera tuvo lugar el 13 de noviembre de 2022, en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE); la segunda, el 23 de febrero de 2023, contra el llamado “Plan B”, la reforma electoral propuesta por López Obrador que buscaba acotar las facultades del INE; en tanto que la tercera se llevó a cabo el 18 de febrero de 2024, en defensa del voto libre. Hay quien agregan las correspondientes en defensa del Poder Judicial y la Corte, así como por los derechos de mujeres y otros colectivos, que históricamente han sido discriminados.
Las marchas y concentraciones de este 19 de mayo, en el zócalo capitalino y en más de 100 ciudades en todo el territorio nacional y en decenas de ciudades en los EEUU, Canadá, en varios países europeos, en América Latina y otras partes del mundo, son una continuidad de las anteriores y se han materializado en las movilizaciones más grandes e importantes de la sociedad civil mexicana en toda la historia. La suma de ciudadanos participantes se cuenta por millones, en un hecho inusitado, sin parangón alguno.
El hecho de que el régimen vigente no lo reconozca, no los desaparece ni demerita la capacidad organizativa de las más de 100 agrupaciones convocantes, que se han ido incrementando en número y en ciudadanos participantes.
Las voces oficialistas que la descalifican porque a esta última se invitó a la candidata de la oposición a la presidencia de la república, Xóchitl Gálvez y al candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada, de ninguna manera minusvalora las auténticas movilizaciones de la sociedad civil que hemos observado los meses y años recientes.
La vigilancia y supervisión para contabilizarlas como acto de campaña, ya veremos que dice la autoridad electoral, porque no hubo acarreos ni trasporte pagado para los traslados, ni entrega de artículos promocionales de candidatos, ni entrega de alimentos y bebidas, ni mucho menos pagos en efectivo para que asistan, como si se ha evidenciado en actos políticos, electorales y partidarios del oficialismo y sus candidatos.
Que se manifiesten en favor de la principal candidata de oposición, para que eventualmente voten por ella y por los candidatos de la coalición Fuerza y Corazón por México, es una consecuencia natural, después de que las motivaciones centrales de las movilizaciones han sido contra decisiones e intentos del régimen para afectar derechos e instituciones reconocidos y creadas durante las últimas tres décadas.
Pues que esperaba el oficialismo, que promovieran el voto a su favor, cuando ha sido contra ellos y sus intentonas de regresión autoritaria, por lo que ha resurgido la sociedad civil organizada. Como tampoco en favor de un candidato emergente de MC, que ha mostrado estar en la contienda, más con el propósito de dividir el voto opositor, como lo ha señalado el propio Luis Donaldo Colosio Riojas, quien es de las pocas voces sensatas que quedan en ese partido, mismo que ha sugerido que su candidato decline en favor de Gálvez.
Además de ridícula, es por demás absurda la petición que realizo la presidenta del INE Guadalupe Taddei, de pedir a los participantes de la Marea Rosa que dejen de utilizar el color rosa en sus manifestaciones porque según ella, ese color es de uso exclusivo del órgano electoral y supuestamente para que no se confunda a la ciudadanía, sin especificar los razones, argumentos y como se daría la aparente confusión.
Es lamentable, por decir lo menos, la rapidez de la reacción de Taddei, respondiendo a las peticiones en ese sentido de los representantes del oficialismo en el Consejo General del INE, ignorando inopinadamente que la primera movilización del 13 de noviembre de 2022 fue precisamente para defender al mismo, cuando el régimen busco desmantelarlo y tratar de crear un órgano a modo que le permitiera controlar y manipular las elecciones, como era hace cuatro décadas, en el viejo régimen autoritario de entonces, que tanto añoran.
Hemos mencionado en diversas entregas, ignorar o menospreciar a la sociedad civil organizada, como lo ha hecho el régimen, le puede costar muy caro en la ya inminente elección. Falta muy poco para que lo veamos.