Entre la libertad y la mentira

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“Pienso que precisamente en eso radican las fortalezas de la aguerrida hidalguense: es ella y actúa con absoluta libertad, aunque tenga que atender por supuesto a las recomendaciones de sus asesores”.

Francisco Ortiz Pinchetti

Se puso buena la contienda por la Presidencia de la República. Percibo que el marasmo de la pre precampaña, la precampaña y la primera parte de la campaña quedó atrás. El segundo debate contó, es cierto; pero hay algo más en el ambiente, en las conversaciones, en las expectativas. Falta justo un mes para la votación crucial del 2 de junio.

La aplanadora propagandística oficial –que incluyó no sólo la inundación del espacio público en todo el país con las bardas y los espectaculares de la candidata del oficialismo, sino también la difusión de encuestas en las que su ventaja resultaba abrumadora— funcionó. El ánimo opositor manifestado en las tres grandes movilizaciones ciudadanas pareció decaer.

Mucho se comentó que Xóchitl Gálvez Ruiz, la candidata de la coalición opositora PAN-PRI-PRD, había perdido su chispa, que parecía atrapada por las dirigencias partidistas que la apoyan, que su imagen no correspondía ya a la  irreverente senadora que fue una madrugada de junio pasado a tocar la puerta de Palacio Nacional con un amparo en la mano.

Hoy sin embargo la vemos recuperada. Libre de ataduras, muestra a plenitud su personalidad y sus posibilidades. Contagia ánimo, coraje. Irradia libertad. Es eso que se llama carisma y que no cualquiera tiene.

Esa es su gran ventaja hoy frente a Claudia Sheinbaum Pardo. Xóchitl puede decir lo que le da la gana, ella no. La doctora tiene que seguir la pauta dictada desde Palacio Nacional. La línea. Incluida la exaltación y la repetición de las mentiras, naturalmente.

El Presidente de la República miente todos los días. Sin escrúpulo alguno. En cada mañanera profiere en promedio 103 falsedades. Lleva más de 130 mil en lo que va de su gobierno. Rebate cualquier información negativa descalificando al transmisor. Opone sus “otros datos” aun a las estadísticas oficiales. Reclama “derecho de réplica” pero no desmiente: descalifica. Sin ningún recato. Andrés Manuel ha hecho de la mentira su estilo personal de gobernar. Hace afirmaciones y acusaciones sin preocuparse de que su dicho tenga el mínimo sustento. Al grado del cinismo.

Sheinbaum Pardo no puede ofrecer algo diferente y por lo tanto verdaderamente atractivo. Está maniatada. Repite las mentiras. Una tras otra. Exalta logros inexistentes de su patrón, porque de lo contrario éste se enoja y le jala las orejas, como se vio luego del primer debate. Promete hacer más carreteras, más trenes, más puertos como si de veras los hubiera hecho Andrés Manuel. Tiene que defender los proyectos aberrantes como el tren Maya o la refinería de Dos Bocas. Y hacerse como el tío Lolo cuando se le cuestiona sobre las acusaciones de corrupción en el entorno del tabasqueño.

Evade en cambio temas como la inseguridad y la persistencia de la corrupción de arriba para abajo y de abajo para arriba de la dichosa escalera que tanto nos mentó el pelotero de Macuspana desde que era candidato.

Y llega Claudia al extremo de asegurar que seguirá haciendo de México “el mejor país del mundo”. Así lo dice.

Según encuestas serias, la candidata del oficialismo mantiene una ventaja considerable sobre su adversaria. Sin embargo, algunas otras con antecedentes de buenos resultados (la elección del Estado de México en 2023, por ejemplo) describen otra situación.

La de Massive Caller, muy controvertida, refleja que ya se dio el cruce que la tendencia de sus mediciones indicaban y Gálvez Ruiz está ya arriba, por dos décimas, de su contrincante: 38.9 por ciento contra 38.7. Empatadas, de hecho.  Y ojo: la tendencia favorece a la opositora, a un mes de las elecciones.

La reacción de la candidata de Morena-PT-PVEM fue harto elocuente. Al estilo de su Guía, descalificó a la encuestadora y la acusó de haberle pedido “moche” para orientar a su favor un sondeo, en 2018. Conforme a la escuelita, sin más. Me sorprendió la importancia que ella y su equipo dieron a ese sondeo telefónico. Pareció preocuparlos más de lo que uno supondría.

Aunque lamentablemente no tenemos ahora una crónica cabal de los actos proselitistas que se desarrollan actualmente en las giras y eventos proselitistas –el ambiente, los acarreos, el reparto de regalos, la reacción de la gente, los incidentes, el color pues–, la impresión que nos transmiten las escasas imágenes y reportes a través de los noticieros de radio y televisión nos describen en efecto que la campaña de Xóchitl toma vuelo, más allá del impacto de sus declaraciones, en marcado contraste con la figura sólida aunque acartonada de Claudia –que cuenta con todo el aparato gubernamental a su servicio– y la repetición insoportable del discurso que le imponen, plagado de mentiras. Y la recurrencia infaltable a los programas sociales –igualmente manipulada y engañosa–, sustento fundamental de sus posibilidades electorales.

Pienso que precisamente en eso radican las fortalezas de la aguerrida hidalguense: es ella y actúa con absoluta libertad, aunque tenga que atender por supuesto a las recomendaciones de sus asesores.  La frase que la define es esa que pronunció en el debate del domingo pasado: “¡yo me mando sola!”. Me parece que en esas cuatro palabras está su gran ventaja. ¿Puede Claudia decir lo mismo? Así de simple. Válgame.

DE LA LIBRE-TA

GENOCIDIO. El informe final de la Comisión Independiente Investigadora sobre la contingencia sanitaria por Covid-19 –que costó la vida a 808 mil mexicanos–,  confirmó el criminal manejo de la pandemia a cargo de Hugo López-Gattel, que en atención a intereses presidenciales privilegió los criterios políticos sobre los científicos que condujo a una “gestión aberrante” del problema, lo que provocó 298 mil muertes adicionales que pudieron evitarse. ¿Alguien pagará por ello?

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti

https://www.sinembargo.mx/author/franciscoortiz

Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

 

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