DE UN LIBRO, EN PARTE EXTRAÑO
En memoria de mi amigo recién fallecido
Don Ángel Delgado Rivera,
un ángel de zapatos,
un ángel en muchos sentidos.
JOSE CARLOS GUERRA AGUILERA
1.- De la ciudad de Reynosa me llegó un libro impactante, su nombre: “La muerte científica de Jesus”, su autor es el Doctor Marco Bracho Ugarte.
2.- De inmediato la primera imagen de la portada, lleva un mensaje clarísimo. Cuando el Papa Benedicto vio la película de Mel Gibson llamada “La pasión de Cristo”, recuerdo haber leído una frase dramática que se le atribuyó: “Así fue”.
3.- En la portada del libro que pondero, la imagen es de un Cristo dramático, destrozado, mortalmente herido, más que mal tratado. Lleno de sangre. Y quizás copiado la frase papal, habría que indicar: “así quedó, así fue”. Lejos muy lejos el Cristo limpio de la célebre pintura de Velázquez, que se pintó en 1632, en donde a su derredor abunda lo negro. De ese lienzo se escribió: “Su color no es el de un ser vivo, pero tampoco es el de un cuerpo muerto. Sus carnes, a pesar del maltrato y del suplicio sufrido, son bellas, bellas como corresponde a un dios, bellas como corresponde a un hombre, creado por Él a su imagen y semejanza… No hay abundancia de sangre, las justas gotas resbalan sobre el cuerpo en pinceladas que parecen dadas al final, tan verticales que da la impresión de que a veces quien sangra es el propio lienzo… No sabemos si la fe está detrás del pintor. No pinta una escena donde el crucificado sufre y culpabiliza al que lo está mirando. No pinta la muerte de Jesús, sino una imagen, la imagen de Jesucristo, más cerca de la paz que invaden los mármoles de Miguel Ángel que de los principios de la Contrarreforma en España. No nos dice lo que él piensa o cree. Nunca lo sabremos. Parece pintar sencillamente el “icono” que le habían pedido. Una “imagen”, en un no-lugar, contra un fondo negro. Pero lo extraordinario es que uno, ante el cuadro, se olvida de que está delante del icono mil veces conocido y visto, delante de una imagen con un fondo negro: lo que hay ahí es un hombre clavado a una cruz a quien alguien ha cubierto púdicamente una parte del cuerpo con un paño de un blanco inmaculado, irreal…, y bastan dos minúsculas gotas rojas, casi imperceptibles, que el pintor ha dejado caer sobre el paño (…)” [1]
4.- Lejos muy lejos a lo que fue, casi todos los Cristos de las Iglesias con pocas lesiones visibles. No conmueven. Mueve más (conmueve en verdad), leer por ejemplo el Romancero de la Via Dolorosa de Fray Asinello: “¡Vuelve ya a tu casa, Pródigo el de las manos heridas!” (…) buscas a quien regalar tus clavos y tus heridas; y buscas otra cabeza para poner tus espinas.” “Bajo la noche del odio iremos por el sendero relampagueante de gritos y enraizado de tropiezos: ¡que el amor siempre camina por sendas de sufrimiento!”
5.- Conversé algo con el autor y corroboró, la imagen tiene que ver con la célebre sábana de Turín, es decir con la histórica en donde quedo un Jesus absolutamente maltratado, absolutamente golpeado, desfigurado. Se ha escrito sobre la absoluta ilegalidad del “juicio” a Jesus, pero creo que poco sobre la muerte de él, frente a la ciencia. Lucas, el célebre evangelista que era médico, relata el hechocientifico de la llamada “hematohidrosis. Es decir, el sudor de sangre. Confieso que ese hecho siempre me ha cimbrado. Lo cierto es que el libro referido (que empiezo a leer) me parece, una lección de la verdad que a veces se esconde. Gracias Marco.
[1] https://elpais.com/elpais/2019/05/27/eps/1558966555_428228.html