Juan Antonio de Riaño y Bárcena

José Eduardo Vidaurri Aréchiga

Cronista municipal de Guanajuato.

Nació el 16 de mayo de 1757 en Liérganes, en Vallecarriedo, Santander.

Educado para servir a la armada se incorporó al servicio de la monarquía española como guardiamarina, es decir, como alumno de la escuela naval militar, y se mantuvo como tal hasta 1775 cuando se graduó como alférez de fragata.  En 1778 fue ascendido a alférez de navío, en 1780 fue nombrado teniente de fragata y en 1781 teniente de navío.

Con ese nombramiento viajó a América en la expedición del conde de Gálvez a la Florida. En Nueva Orleans contrajo matrimonio, el 24 de octubre de 1784, con Victoria de Saint Maixent una de las bellas hijas del empresario y comerciante francés criollo, Gilbert Antoine de Saint Maixent, un carismático personaje influyente y seguidor de las ideas de la ilustración que fue gobernador de Louisiana y la Florida occidental. Victoria de Saint Maixent, como sus hermanas, era formalmente ilustrada con inclinaciones culturales y artísticas bien reconocidas.

En el año de 1785 Juan Antonio de Riaño llegó a la Nueva España por invitación de Bernardo de Gálvez, quien fungía entonces como virrey, para participar activamente en las reformas de los métodos de gobierno.

Riaño Recibió, el 20 de enero de 1786, el nombramiento de Corregidor de la jurisdicción de Patzcuaro-Valladolid, aunque se presentó a desempeñar el puesto hasta el mes de octubre de ese año. Para enero de 1787 Riaño recibió el nombramiento de Intendente Corregidor de la misma jurisdicción y tomó posesión ante el Ayuntamiento de Valladolid Michoacán el 21 de julio de ese 1787.

Riaño se desempeñó de forma eficiente como Intendente de Michoacán y fue el propio Juan Antonio de Riaño y Bárcena el que buscó la transferencia a la Intendencia de Guanajuato, para ello solicitó una recomendación, al virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco Padilla, segundo conde de Revillagigedo, misma que le fue expedida y que describió el desempeño de Riaño y Bárcena de la siguiente forma:

“…está bien puesto en sus obligaciones y las desempeñará en todas partes con conocimiento, discreción y conducta…”

Sin duda, una muestra del alto compromiso de Riaño y Bárcena con el proyecto reformista de los funcionarios ilustrados.

Casi al concluir el año de 1791 Juan Antonio de Riaño recibió en su despacho una Cédula Real en la cual se le mandaba trasladarse a Guanajuato. Era ya una orden directa de cumplir la encomienda que se le había dado el 22 de julio de 1791cuando se le otorgó el nombramiento de Intendente Corregidor de Guanajuato, ese puesto que había buscado con empeño, con tesón, con constancia.

Riaño comenzó su ejercicio como Intendente de Guanajuato el 28 de enero de 1792 y desde el inicio de tal encomienda se destacó, como refirió el profesor Fulgencio Vargas, por sus bien definidos rasgos de honorabilidad y cultura, lealtad, diligencia, amplitud de miras y serenidad de criterio.

En efecto, Riaño dio muestra de sus buenas dotes de administrador desde el inicio de su gestión en Guanajuato, puesto que una de sus primeras decisiones fue la de abolir todas las restricciones y reglamentos impuestos a los trabajadores por los gremios de artesanos, permitiendo así que cada cual se dedicase a la ocupación que más le acomodara y que, los comerciantes, pudiesen expender sus productos sin traba alguna. Esa acción de alto impacto le permitió atraer la atención de todos en Guanajuato hacia su persona.

El intendente Riño presidió por primera vez el cabildo de Guanajuato el 31 de enero de 1792 y destaca de esa sesión lo que ordenó en beneficio del pueblo. Primero: la compra de 50,000 fanegas de maíz para garantizar un buen precio y el abasto. Segundo: ordenó que se liberara el oficio de panadero para evitar así el lucro de elaborar panes con harinas de mala calidad, la ordenanza establecía que la condición para todos sería la de elaborar pan con buena harina, bien amasado y cocido y que cada panadero pusiese una señal distintiva en su pan para identificarlos.

¿Cómo era entonces Guanajuato?

La ciudad de Guanajuato a la que llegó el intendente Riaño había experimentado, desde los inicios de la segunda mitad del siglo XVIII, un notable crecimiento demográfico. Tenía para 1742 unos 34,430 habitantes mientras que para 1790, según el censo de Revillagigedo la población superaba ya los 55,000 habitantes, de los cuáles unos 32,000 vivían en lo que conocemos actualmente como casco histórico.

Y Más aún, para 1810 la población del distrito minero de Guanajuato llegaba casi a los 100,000 habitantes, en tanto que la intendencia superaba los 576,000 de suerte que la intendencia y la ciudad de Guanajuato se mostraban a finales del siglo XVIII y principios del XIX como uno de los centros urbanos más densamente poblados de la Nueva España.

El distrito minero de Guanajuato incluía poblaciones de menor dimensión, pero no menor importancia en cuanto a la producción de minerales y concentración de la mano de obra, algunas de esas poblaciones como el Mineral de Valenciana, el de Santa Rosa, el Real de Santa Ana, el de Santiago de Marfil con funciones adicionales como apoyar el abasto de materias primas, granos, bestias para el trabajo entre otros.

¿Cómo era entonces Guanajuato?

La ciudad de Guanajuato a la que llegó el intendente Riaño había experimentado, desde los inicios de la segunda mitad del siglo XVIII, un notable crecimiento demográfico. Tenía para 1742 unos 34,430 habitantes mientras que para 1790, según el censo de Revillagigedo la población superaba ya los 55,000 habitantes, de los cuáles unos 32,000 vivían en lo que conocemos actualmente como casco histórico.

Y Más aún, para 1810 la población del distrito minero de Guanajuato llegaba casi a los 100,000 habitantes, en tanto que la intendencia superaba los 576,000 de suerte que la intendencia y la ciudad de Guanajuato se mostraban a finales del siglo XVIII y principios del XIX como uno de los centros urbanos más densamente poblados de la Nueva España.

El distrito minero de Guanajuato incluía poblaciones de menor dimensión, pero no menor importancia en cuanto a la producción de minerales y concentración de la mano de obra, algunas de esas poblaciones como el Mineral de Valenciana, el de Santa Rosa, el Real de Santa Ana, el de Santiago de Marfil con funciones adicionales como apoyar el abasto de materias primas, granos, bestias para el trabajo entre otros.

Mapa de Guanajuato. 1750. Rozuela

La obra de Riaño

Describiré, compendiosamente, algunos de los más importantes logros de la administración del Intendente Juan Antonio de Riaño y Bárcena

Administración

Riaño detectó y atendió de manera inmediata los principales problemas de Guanajuato. procuró la mejor traza y regularización, en lo posible, de las calles. Se repararon algunos edificios públicos importantes como las casas consistoriales, la cárcel, los puentes, la construcción de la nueva alhóndiga, un hospital, la creación de escuelas públicas y la construcción de obras que pudiesen controlar mejor las terribles avenidas de agua en el río, ahora oculto, que atraviesa la ciudad. 

Riaño a su arribo encontró muy anquilosado el aparato administrativo de la ciudad y de la intendencia, tomó entonces la decisión de hacer de Guanajuato una verdadera ciudad y así, el 6 de marzo de 1792, presentó el Plan de los 11 cuarteles en que por ahora se ha dividido la ciudad de Santa Fe de Guanajuato para el más exacto de su policía con expresión de los señores jueces de ellos.

El documento incluía un padrón detallado de los vecinos de la ciudad, luego la explicación de la conveniencia de dotar a la ciudad de una división por cuarteles para su mejor ordenamiento. Cada cuartel tendría un juez en lugar de los cuatro jueces que funcionaban entonces para toda la ciudad y estarían, los jueces, dotados de facultades para dar auxilio y conservar el orden público. Los jueces portarían un bastón para que los pudieran identificar y podían encarcelar o corregir con el mejor método que les pareciere para conservar el orden, pero siempre deberían notificar al intendente de sus acciones.

En materia de limpieza y tránsito incluyó una serie de “recomendaciones” de cumplimiento obligatorio como mantener limpias las calles, evitar daños a las vías de circulación, cuidar los empedrados, no construir balcones bajos ni ventanas voladas o tejabanes. Pedía evitar colocar macetas, jaulas, cajones u objetos que pusieran en riesgo a los peatones, exigía cuidar   atender las propiedades que, por sus malas condiciones pudiesen venirse abajo. Exigía también que los talleres no invadieran la vía pública, hacer de manera breve las descargas de material para no entorpecer el tráfico y conducir a las recuas de mulas, burros y caballos por el sitio correcto además de mantener bajo control y amarrados a los perros, burros, yeguas, mulas etc.

Sobre las vendimias determinó que solamente se podían establecer en las plazas, nunca en las calles. Se puso especial vigilancia a los expendios de vino y tendajones para evitar al máximo los escándalos. Vigilarían que todos los establecimientos tuvieran productos frescos y de calidad además de que se pondría orden en materia de juegos de azar, la embriaguez y la desnudez de la plebe.

Los vagos y desocupados serían encarcelados y los pondrían a trabajar en las obras públicas o privadas de la diputación de minería. No se permitiría la mendicidad y se procuraría el bienestar de huérfanos, viudas y doncellas virtuosas. A los enfermos se les buscaría ayuda médica.

En materia de educación se promovería la creación de escuelas públicas y se impulsaría a los jóvenes para que acudieran a ellas, sensibilizarían a los padres para que comprendieran la importancia de la educación y se promovería el aprendizaje de las artes y oficios buscando que los aprendices tuviesen una remuneración por jornal o por sus trabajos.

En materia de obra pública el intendente Riaño logró concluir la calzada que comunica al barrio de Jalapita con Marfil, también construyó la calzada que arrancaba en la hacienda de San Agustín y hasta la presa de la Olla, se ocupó de la reconstrucción de las Casas Consistoriales, la bóveda del puente de Nuestra Señora de la Soledad, el puente de Camacho, la limpieza y el empedrado de varias calles, las adecuaciones al Colegio en 1796, la conclusión de la primitiva iglesia del Buen Viaje, la plazuelita del Cuartel de San Pedro, la obra de los bajos del cementerio de la iglesia parroquial y la construcción de un hospital. La Alhóndiga de Granaditas es, sin duda, la más importante de las obras públicas de su gobierno, tanto por su capacidad como por su moderno diseño.

El intendente puso especial atención a los temas sanitarios, los relacionados con la salud pública, por ello se atendió al mejoramiento del hospital de Belén. El Intendente dispuso, ante la terrible presencia de la epidemia de viruela de 1797, que se inoculara a la población yante la negativa voluntaria conformó cuadrillas que visitaron todos los hogares para inocular a los pequeños, logrando así salvar gran cantidad de vidas. Luego en 1804 recibió el Intendente en la ciudad al médico Francisco Javier Balmis quien venía a administrar, por primera vez, la vacuna en territorio Novohispano.

El 7 de febrero de 1792 el Ayuntamiento de Guanajuato y el Intendente Riaño determinaron varias acciones para dar mantenimiento a los ríos, limpiar el cauce, eliminar atierres, construir terraplenes y creando una cuadrilla permanente que atendería el rio y así evitar, en lo posible, las terribles inundaciones.

El 24 de febrero de 1804 el intendente emitió un bando para proteger la reserva forestal de la Sierra de Santa Rosa.

Más acciones fueron las que emprendió el Intendente en beneficio de la ciudad y de la intendencia en general, pero será en otra oportunidad cuando nos concentraremos en ampliar o profundizar en algunas de las partes del resumen que hasta aquí integramos.

El intendente se encontró con la muerte aquel terrible, para todos, 28 de septiembre de 1810, fue justo en los primeros momentos de la batalla que recibió un balazo en el ojo izquierdo y que le destrozó la cabeza. Tenemos pues más motivos para continuar con esta y otras historias. Mientras tanto cuídate y cuida a los demás, por favor quédate en casa.

Nota: Una primera versión, más amplia del texto se publicó en: Colmena Universitaria. Otoño 2007, número 86 con el título: El intendente Juan Antonio de Riaño y su obra en la ciudad de Guanajuato. 1792-1810. Edición de la Universidad de Guanajuato.

  Ó J.E.V.A.2020

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