Atole “cachirul”, deliciosa bebida otomí elaborada con maíz fermentado y chile

Por Sergio Hernández
Cortazar, Gto.-Los antiguos otomíes, además de ser bebedores de pulque, también sabían fabricar una bebida que era una especie de cerveza de maíz fermentado, agregándole chile y otros ingredientes, dice el Cronista Jorge Vera.
Y agrega que de acuerdo con sus investigaciones, se considera que esta bebida es el atole, llamada “Cachirul”, aunque con el paso del tiempo se deja de elaborar debido a que muchas bebidas ya son industrializadas.
También señala que hoy en día, se pierde la costumbre de beber pulque, llamada “Bebida de los dioses”, como el atole llamado “cachirul”, que por costumbre se daba en velaciones, dedicadas al santo particular o al de la comunidad.
FORMA DE PREPARACIÓN
El cronista señala que por viejas escrituras y pláticas con personas mayores, la preparación se hacía con el maíz de color seco y crudo, se lava y se muele, “pero bien remolido” ya sea en el molino o en el metate.
En cuanto ya está la masa, se le agrega un poco de agua fría para disolverla y ya hecha la mezcla, se coloca en una olla y se le agrega agua caliente, se deja reposar por 24 horas hasta que se fermenta.
Al día siguiente, se coloca al fuego en un cazo o una olla con poca agua, hasta que hierva, se cuela y se va agregando poco apoco el agua de masa, con movimiento continuo para que no se pegue.
Y cuando ya está hirviendo el atole, se le pone sal al gusto, según sea la cantidad, aunque previamente se tuestan semillas de calabaza y chiles guajillos que se muelen en el metate, agregando un poco de agua y sal.
El resultado es que queda una pasta, a la que se agrega un poco de agua, se cuela y se le agrega poco a poco al atole, el que debe estar bien hervido y se sirve caliente.
Al atole “Cachirul” al servirlo, se le acompañará con tostadas de maíz.
Las tostadas también tienen su forma de prepararlas, y se hace con la masa de maíz de preferencia de color, al que se le agrega un poco de sal, batiendo homogéneamente hasta hacer la tortilla.
Cuando se logra, se coloca en el comal y antes de voltearla, se raspa con un olote, a fin de que al voltearla no se infle, para que no se permita la formación de la “pancita de la tortilla”.
Luego se pone a enfriar, extendiéndolas sobre un mantel por unas 24 horas, después se regresa al comal a fuego lento, retirándola hasta que esté deshidratada o hasta que se haga dura o tostada.
El atole “cachirul” y la tostada, hacen un complemento extraordinario como parte de la gastronomía de los antepasados prehispánicos otomíes.
En Cortazar, esta bebida se acostumbraba mucho dar en la velación que se le hacía en su capilla al Señor de la Clemencia y por mucho tiempo, la vendió en el Mercado Hidalgo la señora muy estimada conocida como Doña “Pompi”.
Se espera que se pueda rescatar esta tradicional bebida, tan natural, que aún muchas personas del municipio recuerdan porque también la saborearon.