Alma Alcaraz, presidenta estatal de Morena, desmintió de frente a cuatro militantes que la desconocían y acusaban irregularidades

León, Gto., octubre 26 de 2019.- Con su credencial de elector en la mano, la presidenta estatal de Morena, Alma Alcaraz, les dijo mentirosos a cuatro militantes de su partido en los momentos que en conferencia de prensa la acusaban de haber participado en la asamblea registrada el domingo pasado en el distrito 09, con cabecera en Irapuato, para elegir consejeros.
La inesperada llegada de la dirigente dejó petrificados a Francisco Zavala, Enrique Alba, Teresa Oliva y Salvador Manrique Arredondo, quienes no objetaron una sola palabra de los señalamientos y desmentidos que les hizo en su cara y ante los reporteros, así como del notario público Ricardo Arturo Fernández Camarena, a quien ella llevó para que diera fe de los hechos.
Francisco Zavala, con el apoyo de los otros tres convocantes a la conferencia de prensa, había afirmado que Alma Alcaraz cometió dos irregularidades que ameritan su fin como secretaria general con funciones de presidenta de Morena en el estado y el haber sido electa consejera distrital.
Esas irregularidades fueron porque, según sus acusadores, 1.-Alma Alcaraz tiene su domicilio en León y participó en la convención de un distrito que no es al que ella pertenece; 2.- Debió haber renunciado a su cargo partidista para poder contender por la consejería.
Fue en esos momentos en que Alma llegó a la conferencia de prensa, se sentó junto a sus detractores y mostró du credencial del INE para comprobarles que vive en Silao.
También les recordó que la Segunda Sala del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha dicho que para buscar un cargo partidista no se debe renunciar a él si es que ya lo tienen.
Asimismo, dio a conocer que en el supuesto caso que por alguna eventualidad se necesitara su renuncia durante el desarrollo del proceso electoral interno, de antemano presentó carta renuncia a la presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, con la puntualización “en caso de ser necesario.”
Francisco Zavala, Enrique Alba, Teresa Oliva y Salvador Manrique Arredondo tuvieron que escuchar todo lo que decía Alma Alcaraz porque la ubicación en que quedaron sentados no les permitió salir de ahí, al menos que ella se moviera o quitando una de las mesas del presidio, que fue lo que al final de cuentas hicieron, pero para entonces ya habían transcurrido 10 minutos.