80 aniversario de la inauguración del monumento al Pípila

5 de febrero de 1940
Dr. José Eduardo Vidaurri Aréchiga
Cronista municipal de Guanajuato.
De acuerdo con las “efemérides guanajuatenses 1936-1956” consignadas por el profesor Manuel Sánchez Valle, el día 15 de enero de 1939 comenzaron los trabajos para erigir, en la cima del Cerro de San Miguel el emblemático monumento al Pípila siguiendo un proyecto del prestigiado escultor guanajuatense Juan Fernando Olaguíbel Rosenzweig.
La iniciativa para levantar el monumento, de acuerdo con la misma fuente fue del abogado Luis Ignacio Rodríguez Taboada, un prestigiado político muy cercano al general Lázaro Cárdenas, que se desempeñó como gobernador del Estado entre 1937 y 1938, además de haber ocupado importantes posiciones políticas como Secretario de Gobernación y embajador de México en Francia donde desarrolló un notable activismo en favor de los republicanos refugiados españoles. La idea de levantar el monumento al Pípila fue acompañada también por Pedro Arena.
Aprobado el proyecto y durante una visita que hizo a la ciudad el General Lázaro Cárdenas, el 7 de marzo de 1939, el escultor Olaguíbel Rosenzweig le presentó al presidente de la república, en uno de los talleres de la escuela industrial de esta ciudad, una maqueta del monumento al Pípila.
Ya existían, previo a la iniciativa de construir el monumento, representaciones del Pípila en donde se le presentaba de manera emblemática con la loza que le sirvió de protección contra los proyectiles arrojados desde el interior de la alhóndiga y la antorcha con la que quemó la puerta Norte de la Alhóndiga de Granaditas. Destaca por su antigüedad una utilizada por el periódico semanario, del mimo nombre “El Pípila periódico del pueblo” que se publicó en los últimos años del siglo XIX en la propia ciudad de Guanajuato.
Destacamos también que en la Campbell´s new revised complete guide and descriptive book of México, publicada en el año de 1891 en los Estados Unidos de Norteamérica, una guía turística en la que se incorporó un apartado dedicado a la ciudad de Guanajuato, se incluyó una fotografía de la referida escultura y que de acuerdo con la información se localizaba en la Alhóndiga de Granaditas.
La escultura de casi dos metros de altura fue elaborada en madera de patol tallada, pegada con cola y recubierta de blanco de España. La representación del Pípila correspondía a la imagen de un indígena que carga en sus espaldas la típica losa y colgaba de su cuello una correa que sostenía una escopeta además de estar ataviado con sombrero y huaraches.

Esa pieza escultórica estuvo en exhibición durante la primera época del Museo de la Alhóndiga de Granaditas y hasta principios de la década de los 70 del siglo pasado, incorporamos en seguida tres fotografías que muestra la escultura.
La propuesta artística de Juan Fernando Olaguíbel para el monumento que se alzaría en el cerro de San Miguel fue muy diferente a las referencias previas.
La época en la que se generó la idea y se impulsó el proyecto corresponde a los momentos en que el presidente de la República, el General Lázaro Cárdenas, encabezaba un movimiento de dignificación de la fuerza obrera de la nación, justo en 1938 se había producido la expropiación petrolera y se estaba dando un fuerte impulso a la educación socialista, el artista, acorde al momento histórico que se vivía, presentó el proyecto en el que se perciben claramente los gestos de un obrero minero con el torso desnudo y en calzón de manta, a la manera de los mineros que laboraban antaño las minas de Guanajuato y que, levantando el brazo derecho y con el puño cerrado expresando a la vez su fuerza y su protesta sosteniendo una antorcha.
La escultura del Pípila es un homenaje al personaje y a la grandeza y valentía del pueblo guanajuatense que luchó por asegurar la independencia de nuestra nación, un simbólico homenaje al pueblo minero que entregó su vida para que México pudiera nacer como un país libre y soberano.
Ese mismo año de 1939 se habían iniciado gestiones para que el histórico edificio de la Alhóndiga de Granaditas, emblemático edificio donde tuvo lugar la primera gran batalla por nuestra independencia nacional el 28 de septiembre de 1810 y la heroica hazaña del Pípila, que era utilizado como cárcel desde el año de 1864, fuese transformado en el museo de la insurgencia, el proyecto de la transformación del santuario de la patria en museo cobró fuerza hasta el año de 1949.
La propuesta de construcción del monumento al Pípila en la cima del cerro de San Miguel resultó para muchos controversial, particularmente para un grupo de pesronas que, a mediados de junio de ese 1939 remitieron al periódico “El Noticioso”, una serie de acusaciones en contra del escultor Juan Fernando Olaguíbel descalificándolo como artista y argumentando que la obra presentaría severos problemas estructurales que impedirían que la escultura mantuviera la posición proyectada.
Don Manuel Sánchez Valle recuperó, en las efemérides citadas, una parte, fragmentada, de la respuesta que el propio escultor dirigió al periódico El Noticioso” mismas que reproducimos a continuación:
“…He estudiado la escultura desde hace 25 años, habiendo ingresado a la Academia de Bellas Artes en la ciudad de México, el año de 1911 y he realizado una amplia labor que no me corresponde calificar a mí, pero que existe en la República y en el extranjero. Nunca he pretendido ostentarme como ingeniero o arquitecto y justamente por ello, dada la magnitud de la obra escultórica que concebí y en prueba de la honradez que me caracteriza, he allegado para ejecutarla, la experiencia de ingenieros de valía que han colaborado conmigo estrechamente en el estudio técnico de aquellos problemas que, por su índole, están mejor capacitados que yo para resolverlos.
Tengo el orgullo, además, de haber nacido en esta ciudad y por este hecho y en memoria de mi padre, Don Carlos Olaguíbel y Arista, a quien multitud de personas que viven, lo recuerdan perfectamente, pues colaboró en el gobierno de Guanajuato que encabezó el general Manuel González, y es por lo que he consagrado al monumento a “El Pípila” toda mi experiencia, todos mis esfuerzos y tengo depositada en él la ilusión más cara de mi vida artística y sentimental…”
Resuelta la controversia fue durante el gobierno interino del licenciado Rafael Rangel Hurtado que se desarrolló el proyecto, (1938-1939), Rangel fue otro destacado político guanajuatense simpatizante del cardenismo y en el informe sobre su gestión como gobernador, presentado el 1 de abril de 1939 incluyó una referencia a la construcción del monumento:
“…En forma activa se están llevando a cabo los trabajos en el cerro de San Miguel del monumento al Pípila, bajo la dirección del escultor Juan F. Olaguíbel, y que tendrá un costo de $40,000 Sin duda alguna este monumento viene a constituir una de las obras más atrevidas, dada la altura de veintiocho metros que va a tener, y por los problemas arquitectónicos, ya resueltos, que se han presentado para su construcción. Será de tal importancia esta obra que podemos asegurar que no existe otra similar en toda la América”
Para construir el monumento Juan Fernando Olaguíbel contó con la ayuda del reconocido constructor Agustín Gutiérrez Ocampo quien había inventado un sistema para amplificar esculturas y que hizo múltiples y espectaculares trabajos en la república mexicana.
En junio del año 2000 el diario El Universal publicó un par de entrevistas que realizó el ensayista, narrador y periodista Alejandro Toledo a David Gutiérrez Becerril hijo del constructor que tuvo la responsabilidad de erigir el monumento al Pípila, en ellas encontramos información relevante sobre la complejidad de la obra.
Sobre el sistema para amplificar esculturas David Gutiérrez Becerril explicó, en la entrevista, que la novedad consistía en que no se requerían modelos grandes, “…el método funciona con base en coordenadas, la pieza se controla bajo una serie de plantillas, como un sastre o un modista saca los moldes para hacer los cortes de las telas, así se hace la ampliación de una escultura: le dan a uno el modelo pequeño, lo amplifica uno y ya saca las plantillas al natural. Luego es como armar u rompecabezas, cada parte ajusta: ni más grande ni más chica, todo completamente exacto…”
Don David Gutiérrez Becerril quien también colaboró, al lado de su padre, en la construcción del monumento abunda al respecto:
“Llamaron a mi padre para que terminara la escultura del Pípila, en Guanajuato. Decían que la figura tenía demasiado quebrado el brazo, y que esa posición no se iba a lograr en una escultura de esas dimensiones. El gobernador se empeñó en que se hiciera tal cual; por eso buscaron a mi papá y él aseguró que se podía hacer sin alterar el modelo original. E incluso apostó a los ingenieros que estaban a cargo de la obra ¿Va tanto contra el título de ustedes? Los ingenieros prefirieron dejar a los Gutiérrez el campo libre…
Esto en 1939… La obra la terminamos en año y medio. Hemos e haber estado trabajando unas cien personas, entre los que sacaban la piedra, los canteros, los que dirigíamos y tallábamos…”
De acuerdo con el testimonio de David Gutiérrez Becerril, fue su padre quien sugirió al gobernador Rafael Rangel la idea de colocar la frase “Aún hay otras alhóndigas por incendiar” y refiere también que esa fue la última gran obra en la que participó su padre.

El monumento al Pípila fue construido con cantera rosa que se obtuvo de los loceros de la Bufa vieja, la superficie de la base es de 90 metros a ambos lados y 25 metros de altura, de ellos 16 corresponden a la escultura, en la parte posterior del monumento se construyó una puerta que es una réplica de la puerta Norte de la Alhóndiga de Granaditas, también conocida como puerta del Pípila. Sánchez Valle refiere que en conjunto el monumento pesa unas 800 toneladas.
Canteras de ese mismo yacimiento fueron las que se utilizaron en la última parte del siglo XVIII y principios del XIX para construir la Alhóndiga de Granaditas y otros edificios de nuestra ciudad.
El 5 de febrero de 1940 se inauguró el monumento al Pípila en la cima del cerro de San Miguel en una ceremonia, con la participación de don Manuel Cepeda Medrano, presidente de la Asociación de Constituyentes y donde el profesor Fulgencio Vargas leyó una nota biográfica del Pípila y el poeta Cayetano Andrade tuvo una destacada participación.
Localizamos una invitación para el importante evento ocurrido justamente hace 80 años y donde se incluyó un programa con la participación de otros destacados vecinos de nuestra ciudad.
La invitación fue elaborada por el poder ejecutivo del Estado el 1 de febrero de 1940 y se convocaba a la ceremonia que tuvo lugar el día 5 de febrero en punto de las 11:00 horas y atendiendo al interesante programa diseñado al efecto donde destacó la participación, además del discurso del gobernador del Estado Rafael Rangel y del historiador profesor Fulgencio Vargas y del presidente de la Asociación de Constituyentes del 1917, las intervenciones musicales de la Banda del Estado y de la Jazz Band de la Policía del Estado y la interpretación del himno a Guanajuato compuesto por el profesor Isidro Carrillo Alvarado y el poeta Fernando Gómez González, a cargo de un coro de 500 voces integrado por estudiantes y dirigido por el profesor Carlos Liceaga con acompañamiento de una banda de profesores bajo la dirección del maestro Julián Espinosa.